jueves, 14 de julio de 2011

EL SER DOCENTE

  Bueno, para empezar, diré que las materias en la que ahora trabajo son la de Filosofía y Lógica, así como Ética; materias destrozadas por la Reforma; difíciles para los alumnos y atiborradas de contenidos que es imposible agotar en un período. En lo normal, siempre empiezo mis clases saludando a los presentes (a menudo de mano a los más cercanos, y algunas me saludan de beso) y agradeciendo por estar presentes en el salón de clases. Esto lo hago porque me gusta tener un buen ambiente en el salón de clases fomentando relaciones armoniosas con los alumnos y el agradecimiento es porque les digo que ellos podrían estar en un lugar más agradable, como el cine o la cantina o su casa, pero supongo que intentan comprender que es importante estar en la escuela, aunque no todos.

Luego paso lista o la pasa algún alumno que se ofrece a hacerlo, y la clase comienza preguntando por lo que vimos la sesión anterior, y si tienen dudas aún sobre lo que se está viendo. Luego se nombra el tema del día, aunque sea continuación de la sesión anterior. Si se pidieron ejercicios o tarea en libro o cuaderno, se revisa de manera general; esto es, algunos alumnos exponen sucintamente lo que hicieron o “resolvemos” los ejercicios en el pizarrón. Si vamos a ver un nuevo tema, me aseguro de obtener conclusiones, así sea parciales, del tema anterior; de ligar tal tema con el nuevo, y de introducir al nuevo de la manera más suave posible, a partir de otros temas ya vistos o cercanos a los alumnos. Por supuesto, esto es para recuperar los conocimientos previos y preparar la mente para elaborar los nuevos

La evaluación de cada tema se da a partir de las conclusiones que se emiten. La calificación surge de exámenes, de la firma de las tareas en cuaderno o libro, de exposiciones cortas de los alumnos y de reportes escritos sobre temas específicos. La intención fundamental de las materias que yo imparto es que los alumnos ejerciten su capacidad de pensar, expresarse y debatir, opinar sobre cuestiones que para ellos son importantes, como el descubrir que les gusta la filosofía porque todos somos filósofos.

La última clase de cada semana, regularmente, les leo una o dos poesías, por supuesto, sin pedirles trabajo sobre ellas ni calificarles por escucharlas, porque creo que la poesía abre la mente hacia otros horizontes, y es algo que los muchachos piensan que no les gusta simplemente porque la escuela se ha olvidado de fomentar ese gusto en el alumno. Pero la poesía está presente en toda su vida, y les demuestro eso a través de la música que les gusta.

Trato de que mis clases terminen con una conclusión, que no siempre se puede, porque el tiempo no me alcanza, e invariablemente les agradezco por estar ahí, y me despido.


Mi confrontación con la docencia

Considero que podemos partir de un lugar común: ninguno de nosotros nació siendo docente. Cada uno se ha hecho en la práctica, aunque algunos hayamos tenido cierta preparación para la docencia.

Las principales preocupaciones que son comunes a todos son: que los alumnos salgan bien preparados de mi materia, que cada uno como maestro pueda dar lo mejor y que el alumno lo aproveche.



“Lo que compartimos”

Preocupaciones y problemas Algunos de los problemas a que todos nos hemos enfrentado son: el miedo frente al grupo, miedo de no saber “enseñar” o no dominar los contenidos, de no saber hablar o controlar al grupo, miedo de tener miedo; también el hecho de no contar con los recursos materiales necesarios en las escuelas, como en biología, que no había laboratorio; la indolencia de las autoridades que se traduce en desinterés por los problemas del docente y del alumno (“la apatía del personal directivo, la imposición de ideas, la falta de liderazgo, falta de equipo y herramientas para impartir clase, la falta de buenas relaciones humanas…”); el bajo nivel académico con el que ingresan los alumnos; los programas largos y los semestres cortos; la apatía de algunos alumnos, etc.



Satisfacciones y maneras de enfrentar las dificultades Las satisfacciones que se perciben son las mismas para todos: encontrar a sus exalumnos siendo triunfadores en la vida, encontrarlos en la calle y que digan “me acuerdo de sus clases” o que visiten su antigua escuela y digan que van por ver al viejo maestro, siempre joven, siempre dispuesto a apoyar al joven.

Actividades docentes: planeación, acción y evaluación

1. ¿Cómo organizamos el desarrollo de las clases?

2. ¿Cómo llevamos a cabo las actividades?

3. ¿Qué hacemos para reconocer el avance de los alumnos? En este grupo tenemos la fortuna de que los participantes poseen una amplia experiencia en el campo, nos han compartido ya lo que hacen en la cotidianidad del aula, cómo trabajan, cómo abordan un tema, cómo evalúan, y parecen no estar lejanos entre sí, con técnicas que la mayoría usamos y dominamos, como la lluvia de ideas, el ensayo, la lectura en voz alta, la comprensión de textos, la revisión expedita de tareas.

Otra cosa que comparto plenamente es con Marcos Guadalupe, quien dice: “Para mí, ser docente significa un compromiso con los alumnos porque son seres humanos que estamos moldeando, preparando para que puedan enfrentarse a un mundo exigente. Es estar al día en conocimientos, poder desplegar todo mi potencial humano para motivarlos a seguir estudiando o trabajar y verlos realizados”

Antes de comprometerse a dar clases, es importante que el docente sepa si está preparado en el tema que se va a trabajar, por lo tanto la planeación es fundamental, y todos en el grupo lo hacen.

Las actividades son diversas y comunes: el pase de lista, la revisión de conocimientos previos, la presentación del tema, la división en equipos de trabajo, la construcción de estrategias por los alumnos, etc. Invariablemente, todos utilizamos diversas estrategias de evaluación que intentan evaluar el trabajo, el proceso y el resultado del mismo.

Compartir el conocimiento

Competencias docentes para la Educación Media Superior




Andamio cognitivo: compartir el conocimiento





Ideas poderosas
Notas  para debatir en el foro
1
Compartir conocimiento
Debemos partir de que todo conocimiento es una producción social y, por tanto, pertenece a la humanidad
2
Las escuelas no son islas sino nodos de red.
 El manejo de bits permite entrar a una red de trabajo en colaboración por lo que la escuela, al operar con bits, se convierte en un nodo parte de una red de conocimiento colaborativo: todos construyen el conocimiento.
3
El conocimiento es un bien público, un derecho.
 Es un derecho porque se convierte en un bien público, en donde no existen las regalías más que el interés de construir conocimiento. El conocimiento es libre.
4
Las barreras para el cambio no son tecnológicas sino actitudinales.
Tiene que ver con maneras de pensar en torno a las ventajas de operar con tecnología.
5
No sólo somos consumidores o usuarios; todos somos creadores.
Creadores de un conocimiento enriquecido por todos dentro de una comunidad social del conocimiento.
6
Compartir no basta; construir juntos humaniza.
Humaniza el sentido del uso de la tecnología para obtener conocimientos de manera más eficiente.
7
¿Cuál es el espíritu con el que se construye el software libre?
Es la producción de conocimiento, es un espíritu libre de construir conocimiento y compartirlo con aquel al que le sirva, siempre y cuando reconozca la fuente.



POESÍAS

  NO ES QUE MUERA DE AMOR JAIME SABINES   No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de...