Considero que podemos partir de un lugar común: ninguno de nosotros nació siendo docente. Cada uno se ha hecho en la práctica, aunque algunos hayamos tenido cierta preparación para la docencia.
Las principales preocupaciones que son comunes a todos son: que los alumnos salgan bien preparados de mi materia, que cada uno como maestro pueda dar lo mejor y que el alumno lo aproveche.
“Lo que compartimos”
Preocupaciones y problemas Algunos de los problemas a que todos nos hemos enfrentado son: el miedo frente al grupo, miedo de no saber “enseñar” o no dominar los contenidos, de no saber hablar o controlar al grupo, miedo de tener miedo; también el hecho de no contar con los recursos materiales necesarios en las escuelas, como en biología, que no había laboratorio; la indolencia de las autoridades que se traduce en desinterés por los problemas del docente y del alumno (“la apatía del personal directivo, la imposición de ideas, la falta de liderazgo, falta de equipo y herramientas para impartir clase, la falta de buenas relaciones humanas…”); el bajo nivel académico con el que ingresan los alumnos; los programas largos y los semestres cortos; la apatía de algunos alumnos, etc.
Satisfacciones y maneras de enfrentar las dificultades Las satisfacciones que se perciben son las mismas para todos: encontrar a sus exalumnos siendo triunfadores en la vida, encontrarlos en la calle y que digan “me acuerdo de sus clases” o que visiten su antigua escuela y digan que van por ver al viejo maestro, siempre joven, siempre dispuesto a apoyar al joven.
Actividades docentes: planeación, acción y evaluación
1. ¿Cómo organizamos el desarrollo de las clases?
2. ¿Cómo llevamos a cabo las actividades?
3. ¿Qué hacemos para reconocer el avance de los alumnos? En este grupo tenemos la fortuna de que los participantes poseen una amplia experiencia en el campo, nos han compartido ya lo que hacen en la cotidianidad del aula, cómo trabajan, cómo abordan un tema, cómo evalúan, y parecen no estar lejanos entre sí, con técnicas que la mayoría usamos y dominamos, como la lluvia de ideas, el ensayo, la lectura en voz alta, la comprensión de textos, la revisión expedita de tareas.
Otra cosa que comparto plenamente es con Marcos Guadalupe, quien dice: “Para mí, ser docente significa un compromiso con los alumnos porque son seres humanos que estamos moldeando, preparando para que puedan enfrentarse a un mundo exigente. Es estar al día en conocimientos, poder desplegar todo mi potencial humano para motivarlos a seguir estudiando o trabajar y verlos realizados”
Antes de comprometerse a dar clases, es importante que el docente sepa si está preparado en el tema que se va a trabajar, por lo tanto la planeación es fundamental, y todos en el grupo lo hacen.
Las actividades son diversas y comunes: el pase de lista, la revisión de conocimientos previos, la presentación del tema, la división en equipos de trabajo, la construcción de estrategias por los alumnos, etc. Invariablemente, todos utilizamos diversas estrategias de evaluación que intentan evaluar el trabajo, el proceso y el resultado del mismo.
Las principales preocupaciones que son comunes a todos son: que los alumnos salgan bien preparados de mi materia, que cada uno como maestro pueda dar lo mejor y que el alumno lo aproveche.
“Lo que compartimos”
Preocupaciones y problemas Algunos de los problemas a que todos nos hemos enfrentado son: el miedo frente al grupo, miedo de no saber “enseñar” o no dominar los contenidos, de no saber hablar o controlar al grupo, miedo de tener miedo; también el hecho de no contar con los recursos materiales necesarios en las escuelas, como en biología, que no había laboratorio; la indolencia de las autoridades que se traduce en desinterés por los problemas del docente y del alumno (“la apatía del personal directivo, la imposición de ideas, la falta de liderazgo, falta de equipo y herramientas para impartir clase, la falta de buenas relaciones humanas…”); el bajo nivel académico con el que ingresan los alumnos; los programas largos y los semestres cortos; la apatía de algunos alumnos, etc.
Satisfacciones y maneras de enfrentar las dificultades Las satisfacciones que se perciben son las mismas para todos: encontrar a sus exalumnos siendo triunfadores en la vida, encontrarlos en la calle y que digan “me acuerdo de sus clases” o que visiten su antigua escuela y digan que van por ver al viejo maestro, siempre joven, siempre dispuesto a apoyar al joven.
Actividades docentes: planeación, acción y evaluación
1. ¿Cómo organizamos el desarrollo de las clases?
2. ¿Cómo llevamos a cabo las actividades?
3. ¿Qué hacemos para reconocer el avance de los alumnos? En este grupo tenemos la fortuna de que los participantes poseen una amplia experiencia en el campo, nos han compartido ya lo que hacen en la cotidianidad del aula, cómo trabajan, cómo abordan un tema, cómo evalúan, y parecen no estar lejanos entre sí, con técnicas que la mayoría usamos y dominamos, como la lluvia de ideas, el ensayo, la lectura en voz alta, la comprensión de textos, la revisión expedita de tareas.
Otra cosa que comparto plenamente es con Marcos Guadalupe, quien dice: “Para mí, ser docente significa un compromiso con los alumnos porque son seres humanos que estamos moldeando, preparando para que puedan enfrentarse a un mundo exigente. Es estar al día en conocimientos, poder desplegar todo mi potencial humano para motivarlos a seguir estudiando o trabajar y verlos realizados”
Antes de comprometerse a dar clases, es importante que el docente sepa si está preparado en el tema que se va a trabajar, por lo tanto la planeación es fundamental, y todos en el grupo lo hacen.
Las actividades son diversas y comunes: el pase de lista, la revisión de conocimientos previos, la presentación del tema, la división en equipos de trabajo, la construcción de estrategias por los alumnos, etc. Invariablemente, todos utilizamos diversas estrategias de evaluación que intentan evaluar el trabajo, el proceso y el resultado del mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario